Evitemos caer en el trivalismo oprobioso (1 de 3)
OPINIÓN.-Dentro del marco Adelante2 de Cooperación Triangular UE-ALC, la Red Alfamed ha participó en la implementación del Currículum Alfamed en República Dominicana. Ese presente proyecto tenía como objetivo «desarrollar las competencias mediáticas del profesorado dominicano, apoyadas en el pensamiento crítico y reflexivo, favoreciendo la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible«. Para ello, se trabajón incansablemente durante 6 meses consecutivos, en la formación de docentes, jóvenes y adultos, en la alfabetización mediática como eje transversal y en el desarrollo de las competencias mediáticas de la ciudadanía».
En ese contexto, Socios de la alianza «Contribución a la alfabetización mediática en el Caribe» trabajaron de forma conjunta del 6 al 10 de febrero en la consolidación de los resultados y avances realizados a lo largo del proyecto, quedando así clausurado el curso formativo basado en el Currículum #Alfamed que benefició a más de 100 docentes de las Regionales 04, 10 y 15, de San Cristóbal y Santo Domingo respectivamente.
Ahora bien, ¿cuál es la mayor preocupación?, la preocupación es saber que en República Dominicana estamos ante una proliferación de «comunicadores», influencers y yutubers, con muy poca o ninguna formación en este renglón y el peligro que representan al momento de colgar o compartir determinadas informaciones a través de los nuevos formatos digitales a los cuales tienen acceso la mayoría de los ciudadanos, que replican las mismas sin hacer ningún tipo de investigación ni contraste.
Justamente, en un aparte, pude leer el artículo de Elizabeth Rojas publicado en AlfaMedNews titulado «La Alfabetización Mediática e Informacional: Una Clave para Navegar en la Era de la Desinformación» el cual puede ampliarse en https://www.elsaltodiario.com/, indica lo siguiente «En su artículo Desinforma, que algo queda, Gonzalo Peña Ascacíbar entrevista a figuras clave en el análisis de la desinformación y sus impactos en la democracia, como Eva Belmonte, periodista especializada en análisis de datos públicos y codirectora de la fundación Civio, e Ignacio Aguaded, presidente de la red Alfamed«.
Y continua explicando «Uno de los puntos clave abordados en este artículo, publicado en el 2024 en El Salto Diario, es la necesidad urgente de la Alfabetización mediática e Informacional (AMI). El Dr. Aguaded, en particular, señala que la desinformación es consecuencia de una falta de formación en los medios, lo que exige la implementación de estrategias que capaciten a la ciudadanía para un consumo autónomo, responsable y crítico de los contenidos. La AMI se presenta como una solución clave para combatir los contenidos falsos y manipulados, y para fomentar un entorno de información más transparente y fiable».
A partir de esa y otras lecturas en este portal, y de haber escuchado la preocupación del destacado comunicador dominicano Miguel Otañez, presidente del Centro de Análisis y Estudio de la Comunicación en República Dominicana (CAESCO), durante el segundo congreso de la Fundación del Círculo de Medios Digitales y Redes Sociales (FUCIMDRES), que dirige Kelvin Faña, bajo el título “El poder de los influencers”, que fue dedicado al empresario Miguel Medina, CEO del Grupo de Medios Panorama, realizado el pasado viernes 4 de abril por motivo al Día Nacional del Periodista, jornada educativa de gran impacto para los profesionales de los medios de comunicación en la República Dominicana, nos preocupa aun más, la ausencia de reflexión seria sobre el rol que cada periodista o comunicador debe jugar en la construcción de una sociedad más orientada, bien informada y más consciente del ejercicio ciudadano, democrático y de respeto al Estado de derechos.
Cuando participamos en la «implementación del Currículum Alfamed en República Dominicana» siendo técnico del ministerio de Educación, en aquel entonces, comprendimos mucho mejor sobre la necesidad de la educación mediática y cómo utilizar los medios y las tecnologías de la comunicación para promover el conocimiento y el cumplimiento de los derechos humanos y de los ODS, algo que debe extenderse a periodistas y comunicadores si deseamos un cambio en la mentalidad de quienes están reservados a construir una nación mejor a partir de «la persona educada» que hace referencia Peter F. Drucker en su obra «La sociedad postcapitalista» o caeremos en el trivalismo oprobioso.
Tenemos entendido que desde la invención de la escritura y el alfabeto se inició el punto de partida de la historia de la humanidad. El papel, la tinta y la imprenta contribuyeron a la comunicación, a informar y educar, participar, relacionarse, tener acceso, compartir y poner en común la información, naturalmente, con las técnicas que supone la época.
Ahora, en nuestros días, en que las tecnologías de la comunicación han tenido un crecimiento constante y dominante, para informar y educar, transmitir mensajes, las formas de utilizarlas junto a otros medios para promover el conocimiento y lograr el cumplimiento de los derechos humanos y de los ODS en nuestros países deben cambiar. No pueden quedarse en los documentos escritos en gabinetes de gobiernos ni en las mentes de funcionarios civiles o de gobiernos locales si se quiere una gobernanza democrática, ética, transparente y de respeto a las leyes.
Si nos detenemos a mirar el salto vertiginoso en los últimos diez años del siglo pasado y los actuales del siglo XXI a tal velocidad que la pandemia de la Covid-19 sirvió para demostrar la aparición de un nuevo paradigma mundial a través de la virtualidad, está claro que a través de la conexión multimedia, televisión, internet, telefonía, videoconferencias, cine, radio, o el escaneo documental, las redes sociales, o mediante la producción de diversos productos telemáticos, Inteligencia Artificial y gráficos, podemos contribuir a la toma de decisiones alternativas que despierten la inteligencia, controlar espacios democráticos de enseñanza y acortar distancia impuestas por los sistemas de injusticia, mejorar sustancialmente la calidad de la información y de la propia educación para el bienestar de los grupos más vulnerables.
De la misma forma que los coetáneos adquieren, desde sus hogares, artículos, de consumo en establecimientos cibernéticos llamados “Cyber centros”, y estudiantes de distintas instituciones académicas realizan sus actividades en el computador, tabletas, móviles, portátiles, o se reciben mensajes por correo electrónico o mediante wasap, de un continente a otro, de esa misma forma puede acelerarse la promoción del cumplimiento de los derechos humanos, la justicia, defensa del medio ambiente, lucha contra la impunidad y corrupción, y los objetivos del milenio.
La alfabetización o educación mediática en el desarrollo personal y profesional de cada persona es importante en la medida en que pueda utilizarla como material rico y valioso para la reflexión y comprensión de la vida, de los seres humanos, de la historia y de la creación.
Disponer de este tipo de información permite distinguir, discernir, a no dar todo por válido, a mostrar una actitud crítica y soluciones viables al proceso de profunda deshumanización interior y tener la capacidad e integridad para visualizar la nueva modalidad humana que crece visiblemente, se expande, amenaza con ser el prototipo de nuestra civilización y ponerle el frente.
También, en lo profesional, sirve para evitar que otros no se conviertan en víctimas de lo liviano, inconsciente, en personas de mucha información y escasa sapiencia, de muchos datos y poca actividad mental.
Es importante para el comunicador y el educador, para iniciar al niño o joven en experiencias vitales, permitirles ser ellos, creativos, que cometan errores, y ayudarles a discernir esas experiencias para que los valores auténticos sean comprendidos y los contravalores sean rechazados.
El comunicador debe ser protector de los ciudadanos víctimas de la ideología y peligros de los medios, creador de conciencia para el uso de medios, audiencias a merced de los medios y de imposición de gustos y estéticas y hacer conciencia de los sesgos.
Ayudar a la formación de usuarios para que sean más activos y más críticos (autonomía crítica) y generar lecturas de aspectos claves como ¿quién crea el mensaje, a quién se dirige, a qué género pertenece, ¿cómo está estructurado?
Hay mucho por hacer para evitar caer en el trivalismo y la debacle de los medios de comunicación…