Residentes de Las Cayenas en Santo Domingo Este denuncian grave crisis eléctrica, facturaciones abusivas, pasividad del Estado, Edeeste y la Empresa de transmisión eléctricaa

Dicen estar «jartos» de tantos abusos por parte del gobierno de Luis Abinader y el señor Celso Marranzini

Por Nelson Sosa/Editor

Santo Domingo Este.-Residentes en Las Cayenas, autopista de San Isidro en Santo Domingo Este, se quejaron mediante una protesta pacífica en la parte frontal del residencial la noche de este jueves debido al aumento abusivo y criminal de los apagones y altas tarifas de un consumo no generado por estos. Con voz firme pero cargada de frustración, han elevado su voz denunciando la situación precaria y casi insostenible del servicio eléctrico en su comunidad. Dicen vivir entre apagones prolongados de 6 y 10 horas, y en ocasiones durante todo el día, averías recurrentes que permanecen días sin ser atendidas, y recibos de consumo imposibles de asumir, que están dañando electrodomésticos indispensables como neveras y aires acondicionados.

En declaraciones a la prensa, en un testimonio, un residente afirmó: “Ya he reparado la nevera cuatro veces. La última tuve que comprar una nueva. ¿Quién nos responde por esos daños? ¿Dónde reclamamos por estos apagones constantes? Estamos hartos”. Esa voz refleja un sentimiento compartido por decenas de familias que conviven diariamente con una incertidumbre energética que, lejos de mitigarse, parece acentuarse y que molesta por las burlas y tratos en Edeeste.

Un problema estructural con impactos locales

En los últimos cinco años que tiene este gobierno, el sistema eléctrico nacional ha sido golpeado por múltiples crisis simultáneas: incapacidad de gestión, déficit en generación, aumento del robo de energía, redes de transmisión saturadas, uso de cableado de aluminio para que se produzca mayor consumo, alteraciones en los medidores por parte de los representantes de las compañias contratistas de EdeEste  y una red de distribución que arrastra décadas de subinversión. Según diversos análisis del sector eléctrico dominicano, las pérdidas de energía (técnicas y no técnicas) se han disparado, se reporta que para 2024 rondaban el 38 %, comprometiendo la capacidad de las empresas distribuidoras de operar con solvencia.

Datos recogidos indican que las pérdidas eléctricas, que en 2019 se estimaban en 27 %, han escalado hasta cerca de 42 % en años recientes, lo que implica que por cada 100 pesos que las compañías deberían recaudar, 42 se pierden en el sistema, pero esto es cobrado a quines sí pagan el servicio regularmente a pesar de nunca recibirlo.

Este deterioro estructural obliga a las distribuidoras a tomar decisiones de emergencia: racionamientos, apagones programados o imprevistos que afectan con especial crudeza a comunidades con poca capacidad de interlocución institucional, que cumplen con los pagos y que mantienen una línea de respeto a la paz y la democracia.

Las Cayenas como símbolo del abandono

En Las Cayenas, un residencial de diez etapas cada una dividida por 10 edificios de apartamentos de 16 familias se experimenta en carne propia ese abandono. Las fallas eléctricas no distinguen horario: cortes continuos de día, tarde, noche o madrugada; cuando el servicio retorna, el voltaje fluctúa, perjudicando equipos domésticos sensibles. Los niveles de respuesta por parte de Edeeste son tardíos, con promesas de mantenimiento que muchas veces no se materializan.

Un aspecto particularmente agravante es el monto de las facturas. Usuarios han reportado que las mismas son desproporcionadas, imposibles de cuadrar con su patrón real de consumo. En foros digitales, ciudadanos de Santo Domingo Este han denunciado facturaciones superiores a RD$10,000, RD$ 50,000 y hasta RD$100,000 para residencias con consumo moderado y mínimo. algunos señalan que «se trata más bien de una mafia».

Algunos van más lejos y denuncian colusión entre Edeeste y Protecom para desestimar reclamos

Cuando los usuarios acuden a los canales de reclamo comercial de Edeeste y Protecom, deben completar formularios, dejar constancia telefónica o presencial, pagar aproximadamente el 50% del total cobrado por un servico no entregado, sin que ello redunde a favor de los usuarios. Por lo general beneficia a Edeeste. El seguimiento suele ser escaso, negligente, inexistente e irresponsable.

Responsabilidades compartidas y omisiones imperdonables

Desde el Palacio Nacional hasta las instancias técnicas del Ministerio de Energía y Minas reposa una carga política: garantizar el abastecimiento de energía como servicio público esencial. El presidente Luis Abinader, como si se tratara de un «juego de bolitas» de niños, ha señalado públicamente que los retrasos en generación, el aumento de la demanda y el impacto del sargazo en las plantas han provocado crisis eléctricas sin ir al fondo del tema que tanto daño hace a la ciudadanía. Esas declaraciones, hasta el momento, no han traducido en soluciones concretas para los residenciales y barrios más afectados. Incluso, prometió que para el 2027 constriría 10 plantas para eficientizar el servicio, promesa, como muchas otras, incumplidas.

La inversión por parte del gobierno, es insuficiente y los subsidios al sector, a grupos empresariales y políticos, aumenta el volumen de pérdidas y la crisis financiera acumulada del sistema eléctrico. La gestión actual no ha logrado revertir los desequilibrios estructurales ni se observa solución cercana al desastre en materia eléctrica.

Por su parte Edeeste tiene en su portafolio la responsabilidad de distribuir electricidad con continuidad, calidad y transparencia. Sin embargo, justifica los apagones programados y cortes habituales invocando déficit en generación, redes saturadas y conexiones ilegales, manteniendo el cobro abusivo a ciudadanos responsables que pagan por un servicio de muy baja calidad y que nunca ofrece.

Supuestamente trabaja en programas de mantenimiento con apagones planificados en Santo Domingo Este, entre 9:20 a.m. y 4:20 p.m., pero los mismos se extienden hasta altas horas de la noche y la madrugada, incluso, el día siguiente sin que se ofrezca información al respecto a los afectados. Tambié reporta haber normalizado miles de clientes y desmantelado conexiones ilegales, pero eso no se refleja visiblemente en comunidades como Las Cayenas, aunque reconoce que una de las causas de los apagones es el déficit de generación nacional, pero pareciera evadir su obligación de mejorar la red de distribución y atender con prontitud las averías.

Por otra parte, desde la Empresa de transmisión eléctrica dominicana (Eted) dirigida por el emresario Celso Marramini, en declaraciones públicas ha manifestado que la mayor parte del problema recae en la distribución, las fallas o debilidades en las líneas de transmisión que agravan la situación. Fallas en subestaciones, falseamiento en facturas desde las edes, interrupciones no previstas en el transporte de energía o infraestructura obsoleta pueden desencadenar apagones en cascada que afectan municipios enteros.

Aunque Celso Marranzini, es un reconocido empresario y funcionario del sector energético en República Dominicana que supuestamente intenta mejorar la calidad del servicio, algunos observadores y críticos sugieren que a menudo elude responsabilidades o minimiza la gravedad de los problemas eléctricos, dejando en total incertidumbre a la población dominicana. El déficit en la generación, la infraestructura obsoleta y la distribución ineficiente, podrían desencadenar situaciones peligrosas en materia de movilizaciones de protestas en todo el país. Es necesario abordar los problemas con mayor ética, transparencia y compromiso, para evitar los largos y tediosos apagones que están atentando con la paz y la tranquilidad social, situación que desencadenaría en una revuelta social parecida a abril de 1984. Es fundamental que líderes en el sector eléctrico se enfrenten a estos desafíos de manera directa para garantizar un suministro confiable y sostenible de energía. Incluso, algunos sectores han solicitado al Presidente Luis Abinader desvincularlo de la Empresa de transmisión eléctrica dominicana y desde la Cámara de Diputados se ha intentado interpelarlo.